La belleza de lo inacabado: vivir en proceso Nos han enseñado a buscar el final, a cerrar ciclos con éxito, a mostrar resultados claros. A terminar lo que empezamos como si eso, y solo eso, definiera el valor de las cosas. Pero, ¿y si el verdadero sentido estuviera en lo que no se termina del todo? ¿En lo que queda abierto, imperfecto, todavía creciendo? Lo inacabado no es un error: es un espacio. Es la prueba de que estamos vivos, en movimiento, en transformación constante. La vida misma es un proceso que no se completa mientras estamos en ella. No hay un punto exacto donde podamos decir “ahora sí, ya está todo hecho”. Siempre hay algo que se ajusta, que se cae, que se replantea. Siempre hay una pregunta nueva, un deseo que cambia, una versión de nosotros que se asoma. Pretender ser una versión acabada es como intentar atrapar el viento: una ilusión que agota. Lo inacabado, en cambio, nos libera del deber de ser perfectos. La belleza de lo inacabado también está en las cos...
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