Lo que pasa cuando alguien te gusta de verdad (y lo intentas disimular) Hay algo absolutamente delicioso en el intento torpe —y a veces inútil— de disimular cuando alguien te gusta. El corazón no entiende de estrategias, pero el cerebro insiste en jugar al poker. No mostrar. No decir. No mirar tanto. No responder tan rápido. No parecer demasiado disponible. No parecer desesperado. Pero ay… cuántas historias empiezan con ese no parecer . Cuando alguien te gusta de verdad, todo el cuerpo se entera. No necesitas admitirlo: lo delatan tus pupilas, el tono con el que respondes, la forma en que se te enreda la risa cuando hablan. Y aunque trates de mantener la compostura, de ser “cool”, “indiferente”, “tranquilo”, por dentro estás bailando un lento con nervios en los dedos. Está ese momento clásico en el que repites mentalmente una respuesta antes de enviarla. Como si fuera una jugada maestra. Y lo lees mil veces, editas, dudas, lo borras… lo vuelves a escribir. Porque aunque sea...
- Obtener vínculo
- X
- Correo electrónico
- Otras apps